Equipos Cristianos de Acción por la Paz

Uniendo palabra y obra en el “estar-con”

The Abstract

(To read the original English-language version of this article, click here) El paradigma dominante a través del cual los menonitas perciben a los Equipos Cristianos de Acción por la Paz (ECAP; CPT por su sigla en inglés) es que somos personas que “se interponen” entre dos bandos en conflicto. Ampliando y cuestionando dicha percepción, la […]

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Reflection piece by Sarah Thompson

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El paradigma dominante a través del cual los menonitas perciben a los Equipos Cristianos de Acción por la Paz (ECAP; CPT por su sigla en inglés) es que somos personas que “se interponen” entre dos bandos en conflicto12. Ampliando y cuestionando dicha percepción, la ex ECAPera Sheila Provencher sugiere que “ECAP estuvo y está en Irak para trabajar… Pero, por encima de todo, estamos ahí para escuchar. Para simplemente ‘estar-con’. Y estamos todos de acuerdo en que vale la pena jugarse la vida en ello”3.

Durante las últimas décadas, ECAP se ha alejado deliberadamente del paradigma de “interponerse en el camino”, pero la percepción que los menonitas tienen de nuestro trabajo aún no se ha puesto al día. Hoy, la invitación a los potenciales ECAPeros es a jugarse la vida en la práctica espiritual de “estar-con”. Entendemos esta práctica como el estar contigo mismo y con otros: con tu equipo de trabajo, tu familia, tus enemigos o tus prójimos globales. Desarrollamos tu aguante para las conversaciones difíciles. Esta práctica requiere que te sitúes en contextos devastadores e insiste en que te acostumbres a analizar las relaciones de poder. Nuestra declaración de misión, adoptada en 2012, refleja este nuevo paradigma: construir relaciones de colaboración para transformar la violencia y la opresión. En otras palabras, para enfrentar el mal, buscamos construir alianzas estratégicas y poderosas con las personas con quienes estamos.

Este compromiso de estar-con transforma el carácter de la persona y tiene como fruto un activismo que crea justicia social. Nuestro evangelismo —si se me permite usar esa palabra— ocurre dentro de las estructuras de la iglesia, mezquita o templo actuales, en lugar de concentrarse en los no cristianos. Para una lectura más detallada acerca de la “creativa tensión misiológica al interior de ECAP”, revisen el excelente análisis que realizó Alain Epp-Weaver de materiales provenientes de fuentes primarias de ECAP4. En su artículo, Epp-Weaver señala que, si nuestro enfoque promueve la interposición entre dos bandos armados, entonces “la iniciativa misionera está localizada principalmente en la actividad autosacrificial (incluso heroica) de los ECAPeros. Aunque Provencher puede no rechazar esta visión del trabajo de ECAP, su afirmación anterior expresa una preocupación por los límites de la acción y valora positivamente el… ‘estar-con’ del acompañamiento: en esta misiología… la iniciativa misionera se traslada… desde los ECAPeros hacia las personas entre las cuales viven los ECAPeros”5. Como ECAPeros y ECAPeras, estamos invitados a abrirnos a la transformación obrada por la luz de Dios que brilla entre aquellos a quienes acompañamos.

Invitamos a las personas a ser transformadas por medio de un compromiso disciplinado en los rigurosos contextos en que nos encontramos. Este es un proyecto de arrepentimiento: arrepentimiento por muchas de las situaciones que las instituciones religiosas —particularmente la iglesia cristiana— han contribuido a causar. A lo largo de nuestra vida institucional, hemos desarrollado cierta pericia para desmantelar la opresión que la iglesia sigue defendiendo. Este es un don para la iglesia que permite que las expresiones de fe nacidas a nivel de las bases sustituyan a la Cristiandad.

Somos quienes somos debido a casi treinta años de trabajo por la paz en terreno, junto a aquellas y aquellos que son más impactados por la violencia imperial, racista, heteronormativa y machista, sea cual sea su tradición religiosa o perspectiva de fe. “Al acompañar a las comunidades marginadas y desplazadas por sistemas de poder, los ECAPeros, en palabras de Wendy Lehman, experimentan ‘la frustración e indefensión que se siente ante una fuerza (aparentemente) aplastante’”6. Nuestro anclaje en la fe definitivamente marca una diferencia en este trabajo; pero observamos que la fe que produce paz no se limita a aquellos que creen en Jesucristo como Mesías y Señor.

En su artículo “Que las buenas nuevas y las buenas obras vayan juntas”, Ronald Sider y Heidi Rolland Unruh se preguntan “¿qué habría sucedido si importantes líderes menonitas se hubieran atrevido a apoyar incondicionalmente a ECAP…?”7. En verdad, aquí radica la pregunta más importante para la iglesia menonita, tanto para sus líderes como para sus laicos. En nuestras reuniones de comité de directivo, los representantes de nuestros patrocinadores (uno de los cuales es la Iglesia Menonita de EE.UU.) consultan y dialogan con nosotros para discernir la mejor manera de llevar adelante nuestra misión divinamente inspirada. Desde el principio, hemos contado con el apoyo de múltiples denominaciones. Puesto que tenemos un cuerpo multirreligioso de activistas por la paz, hay conversaciones en curso acerca del patrocinio de organizaciones de diversas filiaciones religiosas. Y siempre persiste con fuerza la invitación para un profundo compromiso y participación de los menonitas.

Invito a cada iglesia anabautista a apoyar a una persona para que sea miembro de ECAP. Es en el contexto material de la caminata con los niños palestinos que van a la escuela o del estar junto a los campesinos colombianos, examinar la doctrina del descubrimiento o participar en un taller de coexistencia en el Kurdistán iraquí que podemos tener estas conversaciones tan relevantes y extensas.

Sider y Unruh afirman: “Si Jesús es solamente otro gran profeta, entonces no hay muchas razones de peso para ir por el barrio o por el mundo invitando a los demás a creer en Él”8. La táctica de Jesús para la acción directa no violenta, la construcción de comunidad, la inclusión, la renovación de la fe y el amor a los enemigos tienen aspectos únicos e importantes. A Carol Rose, quien trabajó como nuestra codirectora y luego directora entre 2004 y 2012, le encanta relatar la historia de Jesús y la mujer sirofenicia (Mateo 15:21-28). Para Rose, esta historia nos entrega una manera de comprender nuestra tarea de estar-con como apertura a ser transformados por los demás, incluso por aquellos a quienes se nos ha enseñado a odiar y despreciar, tal como a los judíos se les enseñaba a odiar a los sirofenicios.

Aun si no se adhiere a ningún tipo de fe en particular, es posible hallar mucha motivación para un valeroso trabajo por la paz si se examinan las tácticas del movimiento social que llamamos cristianismo. Estamos parados sobre los hombros de profetas antiguos y modernos que desafiaron a la iglesia. Aspiramos a honrarlos con el trabajo que realizamos juntos hoy. Cada ECAPero y ECAPera está en un peregrinaje de fe, y nuestra organización se propone ser un espacio propicio para que cada uno de nosotros se ocupe en su propia salvación con temor y temblor. Definitivamente aún no hemos dejado atrás la parte de las murmuraciones y contiendas, pero tenemos gente que “resplandece como luminares” (Filipenses 2:12b-15).

Sider y Unruh piden una fundamentación más intencional de nuestro trabajo. Las estructuras para nuestra intencionalidad fundamentada incluyen la instrucción en todos los niveles de la organización acerca de la historia del trabajo religioso por la paz, examinando en profundidad nuestros textos tradicionales, nombrando lo que da vida y lo que no, juntos en comunidad. La intencionalidad incluye discusiones en equipo. Sabemos que necesitamos compartir este mundo con personas que tienen pretensiones de verdad diferentes y similares a las nuestras, así que estamos reflexionando en profundidad qué significa eso en el ámbito de ECAP como organización. Los ECAPeros no son reductibles a un mínimo denominador de fe; ¡no fingimos que creemos todos lo mismo! Lidiamos con las diferencias entre nuestros marcos conceptuales. Estos marcos tienden a ser muy influenciados por nuestra personalidad, así como por nuestras condiciones materiales y sistemas familiares. Tienden a variar más entre personas con el “mismo” trasfondo religioso que entre dos personas de “diferentes” tradiciones de fe. Tenemos un valioso conflicto y diálogo en torno a qué significa compartir el poder y el acceso. Como organización, actualmente nos identificamos como cristianos, pero tenemos una membresía multirreligiosa.

Para algunos ECAPeros, la divinidad y la resurrección de Jesús son centrales para su trabajo por la paz. Aquellos ECAPeros que creen algo diferente no pretenden arrebatarles eso. Todos están invitados a echar mano de aquello que sea más central en su ser para nuestro trabajo compartido de estar-con. Son muchas las razones por las que una persona puede sentirse profundamente motivada a amar a sus enemigos, entregar su vida y trabajar en un intenso ambiente de equipo para crear espacios para la paz. Respetamos todos los caminos que lleven a tales prácticas. Continuamos cumpliendo nuestra misión de construir alianzas para transformar la violencia y la opresión. Ven, únete a nosotros.

Footnotes

1

Sarah Thompson es directora ejecutiva de Equipos Cristianos de Acción por la Paz.

Este artículo ha sido traducido por Felipe Elgueta.

2

Citado en Kathleen Kern, In Harm’s Way: A History of Christian Peacemaker Teams (Eugene, OR: Cascade, 2009), 497.

3

Alain Epp Weaver, “‘Getting in the Way’ or ‘Being-With’: Missiologies in Tension in the Work of Christian Peacemaker Teams”, Mission Focus: Annual Review 19 (2011): 260–77.

4

Íbid., 262.

5

Íbid., 269. Lehman es citado por Tricia Gates Brown, Getting in the Way: Stories from Christian Peacemaker Teams (Scottdale, PA: Herald, 2005), 99.

6

Ronald J. Sider y Heidi Rolland Unruh, “Keeping Good News and Good Works Together”, Fully Engaged: Missional Church in an Anabaptist Voice, eds. Stanley W. Green y James R. Krabill (Harrisonburg, VA: Herald, 2015), 50. Además, este ensayo se reproduce en la presente publicación.

7

Íbid., 51.