Jesús, la mujer y el encuentro en un espacio de frontera

The Abstract

(For an English language translation of this article, click here) Marcos 7: 24-30 (Reina-Valera, 1960) 24 Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón; y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese; pero no pudo esconderse. 25 Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego […]

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Reflection piece by Alix Lozano

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Marcos 7: 24-30 (Reina-Valera, 1960)

24 Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón; y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese; pero no pudo esconderse. 25 Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de él, vino y se postró a sus pies. 26 La mujer era griega, y sirofenicia de nación; y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio. 27 Pero Jesús le dijo: Deja primero que se sacien los hijos, porque no está bien tomar el pan de los hijos y echarlos a los perrillos. 28 Respondió ella y le dijo: Sí Señor, pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos. 29 Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija. 30 Y cuando llegó ella a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama.

Introducción

Este encuentro ocurre fuera del territorio judío.1 El lugar geográfico está entre Galilea, Tiro y Sidón, es decir, es un área similar al espacio fronterizo que se da en nuestros países latinos, como entre Paraguay y Brasil. En los territorios que quedan entre fronteras generalmente hay conflictos culturales, religiosos, políticos y económicos, que tienen implicaciones diferentes a los conflictos que se viven en las ciudades del interior. Es en la frontera de estos países donde se encuentra Jesús. Por eso, lo que aquí sucede con Él tiene sentido y relevancia. En estos sitios fronterizos se imponen normas y se define quién tiene el poder. Además, las fronteras son vigiladas y deseadas por los países a los que pertenecen. Hay mercadería barata que viene de ambos lados, el comercio es fluido. Esto es lo que sucede en la realidad actual de América Latina. Las personas que tratan de pasar y no tienen documentos migratorios, son sacadas fuera de la frontera y devueltas a su país; entre éstas se encuentran campesinos, migrantes, refugiados, desplazados; los sacamos a la periferia, son los sin tierra, los excluidos; ellos y ellas no caben en el país, se encuentran escondidos debajo de la mesa.

Ahí estamos las mujeres, como en un lugar simbólico. Todo el texto acontece en la frontera de esos países. Jesús sale del centro, de la capital, y se dirige a la frontera.

Ahora veremos tres momentos que el texto nos permite analizar.

Primer Momento: Versículos 24-26

Jesús entra en una casa, pero no quiere que nadie se entere porque sabe que éste no es su territorio y que puede irle mal. Pero no puede pasar desapercibido. Porque una mujer, que no quiere esconderse, avanza. Va al lugar prohibido y entra en la casa; traspasa la vergüenza y el honor y se atreve a quebrantar las reglas sociales. Es bien sabido que estaba prohibido que una mujer y un hombre conversaran en un espacio público; era algo que se consideraba impúdico, perverso. Pero ella, con valentía, rompe con los valores negativos de la cultura y las fronteras que delimitan lo masculino y lo femenino.

Veamos quién es esta mujer y qué es lo que la moviliza. En primer lugar, no se menciona su nombre. Se dice que es griega, sirofenicia de nacimiento. Seguramente, como alguna de nosotras, es una mujer con hijos e hijas, cabeza de familia posiblemente; no se menciona esposo o compañero alguno. No es judía pero busca y suplica ayuda a un judío. Conoce a Jesús solo de oídas; sabe que Él tiene poder para sanar, pero ella tiene el poder del atrevimiento. Porque tiene una petición especial y muy importante: que Jesús eche fuera al demonio que ha poseído a su hija. Como muchas latinas, nosotras también hemos llegado a Él en busca de socorro y alivio a nuestro sufrimiento, necesidades no satisfechas y luchas interminables.

La primera lección que nos deja esta mujer, es que decide romper los límites impuestos por medio de la cultura y la religión. No se queda en la pasividad, solamente orando en el interior de la iglesia. Se atreve a actuar con valentía; se atreve a dejar las prohibiciones de su entorno, en cuanto a relaciones sociales, o a usar el poder de la palabra. Ella supera estos mandatos y sale de la invisibilidad en que la han mantenido. Esta mujer sirofenicia no muestra miedo a arriesgarse; es audaz y atrevida, echando mano de comportamientos que las sociedades han asignado a los varones. Ella reconoce a Jesús; su objetivo es buscar y obtener el bienestar y salud de su hija. El profundo amor que siente por ella hace que desafíe y rompa límites establecidos y esquemas de autoridad.

Lo mismo ocurre en este I Encuentro Latinoamericano de Mujeres Teólogas Anabautistas, en el marco del Congreso Mundial Menonita. Llegar a este momento ha implicado, entre otras cosas, traspasar fronteras, escuchar historias de mujeres, romper esquemas tradicionales, y desafiar estructuras.

Para llegar hasta aquí, hemos tenido que resignificar nuestro papel como mujeres teólogas: fue necesario ser inclusivas y reconocer los ministerios, vocaciones y llamados que cada una tiene. Eso sí, animando y desafiando a cada una a la capacitación bíblica y teológica, porque ésta nos podrá ayudar a abrir la mente para ir comprendiendo aún mejor los desafíos y compromisos que tenemos.

Segundo momento: Versículos 27-28

En esta porción está el corazón del texto. Es el desafío central. Jesús tiene clara su misión, que es ir al pueblo de Israel. Usa la figura de la mesa servida a donde está claro para Él a quién ha venido a servir. La mujer le responde que eso es cierto, pero también es cierto que de la mesa caen migajas, y debajo de la mesa están los perrillos, los cuales se comen las migajas que caen. Ella persiste, irrumpe y provoca una ruptura en el pensamiento de Jesús:

Su paradigma, su modelo, sufre un cambio. La mujer le propone: «yo estoy debajo de la mesa, me pertenecen esas migajas y no me las puedes quitar. No importa que estén debajo de la mesa».

A pesar de la exclusión, lo que cae le corresponde. Ella lo considera su derecho. Esto se aparta de una actitud de resignación, de humillación; requiere fuerza y energía; tiene una misión sanadora que se manifiesta en la fuerza de ser capaz de rechazar. Lo más relevante para ella en ese momento es la vida de su hija: sanarla, cuidarla. En juego está la vida; no hay fronteras ni misiones; no hay nada y si la vida está en juego eso es lo más importante2.

Tercer momento: Versículos 29-30

«Por esta palabra ve…». Se realiza el milagro, hay buenas nuevas, pensamientos de vida. Él queda transformado, evangelizado; ella, empoderada. Entrar en diálogo con Él posibilita lo imposible. Ella regresa a casa, pero ya no con las manos vacías; regresa a su mundo, a su realidad, a su cotidianidad, a su iglesia, a su misión. Regresa distinta, transformada, feliz, por haber hallado a un judío que le ha posibilitado su transformación interior. Se libera ella, libera al mismo Jesús y, además, su hija es sanada. Jesús tiene su propia experiencia de liberación y conversión a partir de este encuentro. Jesús amplía su visión y misión en lugares de frontera.

Ella amplía su comprensión de Dios como un Dios solidario, que se mueve en espacios de frontera y por debajo de la mesa. Jesús crece como hombre hacia una nueva masculinidad, sensible frente a la dinámica patriarcal. Esta comprensión de hombre, diferente de la época, de la experiencia y del encuentro con la otra lo transforma, como los encuentros genuinos entre hombres y mujeres de Dios.3

Pistas clave para nuestro trabajo y compromiso

Necesidad de continuar con el trabajo de las mujeres donde nos encontremos y seguir declarando la vida en libertad para ellas.

Necesidad de interpelar el status quo que esclaviza y deforma la vida de las mujeres. Como cristianos hablamos de la doctrina sana. ¿Cómo puede haber iglesias con doctrina sana, si las mujeres no tenemos acceso al liderazgo ni a la formación bíblico-teológica? ¿Cómo puede haberla si estamos silenciadas, invisibilizadas y somos excluidas de la comunidad? Todo lo que ata necesita ser revisado: nos produce enfermedad, esclavismo, temor y nos aleja de Dios.

En el libro de Gabriel García Márquez, Del amor y otros demonios4, se relata la historia de una pequeña niña que ha sufrido una serie de calvarios a lo largo de su corta vida. Como su comportamiento y forma de ver la vida no encaja con lo establecido, todo el tiempo la están torturando para expulsar al supuesto demonio, lo que termina en su muerte. García Márquez dice, «A veces atribuimos al demonio ciertas cosas que no entendemos, sin pensar que pueden ser cosas que no entendemos de Dios»5.

Otras veces, interpretamos como formas demoniacas la presencia de Dios en el trabajo de las mujeres, nos da miedo, demonizamos este tipo de situaciones, porque no las entendemos.

Es importante romper barreras y crear nuevas relaciones de género con y entre nosotras y con ellos. Ser amigas, solidarias, reconocernos mutuamente, felicitarnos, admirarnos y promocionarnos. Se hace necesario que nos transformemos a nosotras mismas y que transformemos a nuestra familia, a nuestros hijos e hijas.

Caminar en espacios de frontera nos permite transformar, convocar y desafiarnos. Seremos sanadas nosotras y otros, porque podremos ver con ojos nuevos y bendición nueva. ¡Hasta que el Señor se ría con nosotras y juntos podamos celebrar la vida!

Amén.

Footnotes

1

Alix Lozano es teóloga y pastora de la Iglesia Menonita de Colombia. Colabora activamente en procesos relacionados con mujeres tanto en su país como fuera de él. Reside en Bogotá. Esta presentación fue hecha en el Encuentro Latinoamericano de Mujeres Teólogas Anabautistas, en el marco del Congreso Mundial Menonita en Asunción, Paraguay, en el año 2009. An English-language translation of this piece follows.

2

Silvia Regina de Lima Silva, «Transgresión y proclamación en la tierra de frontera», Revista Con-spirando 43 (mayo 2003): 24.

3

Ibíd.

4

García Márquez, Del amor y otros demonios (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1994).

5

Ibíd., 51.